Después de ver los dos videos que nos ha proporcionado el profesor sobre la obsolescencia programada y la tragedia electrónica que vivimos en nuestro día a día, he elegido tres secuencias o acontecimientos para reflexionar sobre el tema.
Comprar, Tirar, Comprar (Cosima Dannoritzer, 2010)
La tragedia electrónica de la obsolescencia programada (Cosima Dannoritzer, 2014)
Primera escena (24:51)
Me ha impactado saber que después de la crisis económica de 1929 se hiciera obligatoria la obsolescencia programada, era la primera vez que dicho concepto aparecía por escrito. Se planteaba que todos los productos tuvieran una vida limitada, con fecha de caducidad, que después de la cual, los consumidores los devolverían a una agencia para llevar a cabo su destrucción.
Segunda escena (58:00)
Me parece importante destacar la idea de que la obsolescencia programada que alimentamos en los países desarrollados, conlleva grandes consecuencias negativas en los países del tercer mundo como Ghana. Aunque un tratado internacional prohíba enviar residuos electrónicos al tercer mundo, se ríen de ellos diciendo que esos productos son productos de segunda mano, no residuos. Más del 80% de los residuos electrónicos que llegan a Ghana, no se pueden reparar y acaban abandonados en vertederos por todo el país.
Tercera escena (14:32)
Antes de ver el segundo video sobre la tragedia electrónica, no sabía que el precio de todos los productos de la Unión Europea incluye una tasa de reciclaje, que supuestamente, recolecta el dinero suficiente para reciclar todos esos productos. Nos explican como suele ser ese proceso de reciclaje, pero seguidamente, informan de que no todos los productos llegan a esas plantas de reciclaje, aproximadamente, sólo el 25% de los productos electrónicos llegan a reciclarse en plantas homologadas. Los demás, acaban normalmente en el mercado negro y en consecuencia, en vertederos africanos y asiáticos, contaminando el agua, la tierra y el aire, envenenando a miles de personas.
Para finalizar, debo decir, que ha sido muy interesante ver estos vídeos, nos enseñan la realidad que viven muchas personas en otros países. Al fin y al cabo, vivimos en una sociedad egoísta, solo nos importa lo nuestro y nos dan las igual las consecuencias que puedan sufrir los demás. Se sabe que la tecnología tiene un gran impacto económico, pero quizás, pasa desapercibida la contaminación que genera en el medioambiente o en la salud de las personas. Aunque parezca que este problema nos pilla lejos, somos parte de ello, ya que somos esas personas que cada poco tiempo, compran mejores o más nuevos equipos electrónicos, agrandando el problema de los países más desfavorecidos.
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